Para los directores, la regla de oro es intervenir lo mínimo posible, pero tanto como sea necesario en un conflicto que implique a sus propios empleados. Como punto de partida, también es importante reconocer los conflictos ocultos y valorar su gravedad. La base teórica para ello nos la facilita el modelo de las nueve fases de agravamiento del conflicto ideado por Friedrich Glasl. Muestra claramente cómo se pueden agravar los conflictos si no se interviene de forma oportuna. Por lo tanto, los directores aprenden varios métodos de resolución de conflictos en cada fase de agravamiento de un conflicto, que van desde promover una resolución independiente del conflicto a la mediación y el arbitraje, pasando por la intervención del poder.